-
El que pierda, gana.
“Nunca te mira a los ojos cuando te habla, pero sólo ha tenido que escuchar una vez mi nombre, para no olvidarlo más. Parece que no está, pero está. No para de recordar el pasado y sonreír con la mirada puesta en el suelo o en el techo. Al afeitarse, se dejó atrás un mechón…