Esta mañana, una amiga, me envió un artículo, que aún no he tenido tiempo de leer, pero por el titular, sospecho, que me va a costar digerir. Me hizo una pregunta, ¿Cómo puedo recuperar el espíritu que tenía antes? Esta pregunta, es de examen, ella es bastante inteligente, nunca hace preguntas tontas.
Yo, en la labor de investigación a fondo de asuntos varios, que estoy llevando a cabo desde abril, de forma totalmente altruista y perpleja (por qué no decirlo), tengo una teoría sólida para responder a esa pregunta. Tu espíritu, nunca se ha ido, por tanto no hay que recuperarlo, porque no se ha perdido.
Uno nace con un carácter que se va forjando y puede cambiar, con unas manías que desaparecen o se agudizan, con unos gustos que cambian de forma sorprendente, con unas prioridades, que, con el tiempo nos parecen absurdas, con un pelo, una cara y un cuerpo que cambia, con unos principios que no se parecen nada al final…pero tu espíritu, es tan tuyo, personal e intransferible, que es imposible que lo pierdas, es un traje a medida, no le sirve a nadie más.
Tu espíritu, sabe que, en ocasiones, no puede salir a escena, porque tienes otras preocupaciones, prioridades, problemas, pasiones o putadas, que lo relegan a un papel tan secundario, que no pareces tú, pero está ahí y va a esperar eternamente si hace falta. Está ahí y a veces espera horas, días, diez años, todo depende de cuánto tiempo te cueste cambiar el guion, para que vuelva a ser protagonista absoluto.
Hay mucha gente, que se rinde, suelta el papel en blanco y deja que lo escriban otros, que otros decidan dónde, cuándo y cómo debe salir su espíritu o que directamente, no salga más…antes muerta que permitir eso. No culpo a quien lo permite, en todas las vidas, no se tiene las mismas opciones de decidir, pero renunciar a tu espíritu, es renunciar a algo tan tuyo, que es renunciar a ti.
Tu espíritu, nunca se va. Es como ese virus, que tienes de pequeño y permanece dormido en tu sangre, saltando por los aires en cualquier momento, el virus no es manejable, no puedes llamarlo o evitarlo, a tu espíritu sí.
Ojo, que no estoy hablando de ninguna movida paranormal, ya mi vida es lo suficiente surrealista. Tu espíritu, son tus rasgos, esas frases y comportamientos típicos de ti, que un día dejan de pasar, pero luego vuelven. Tu arrogancia, tu ignorancia, tu forma de soñar, de comportarte, de tomarte un ron solo con hielo y cantar en cualquier sitio, tu alegría, tus agonías, la jeta que te gastas en algunas cosas, el miedo que te da pedirlas, el atrevimiento a todo, la osadía, la alegría, la melancolía…
Tu espíritu, es lo que pasa, cuando quien llega a viejo, empieza a comportarse como un chiquillaje, ahí despierta el niño que lleva dentro, porque ya no le importa nada, no hay ni una pega, su espíritu es libre. No se va, no te desesperes, arregla lo que está fuera y si es complicado de arreglar, al menos adecéntalo, volverá a salir solo, lo está deseando, pero es dependiente y obediente, no va a salir hasta que no sepa que estás listo.
Foto: Ahí dentro está mi espíritu, creo…