Todo empezó, como empiezan todas mis chorradas, que luego se convierten en cosas memorables, por tanto, empezó en un bar.
Los números, la obsesión era la repetición de números y no me importa admitir, porque sé que lo está leyendo, que su teoría pasó por mi conducto auditivo, sin pena ni gloria, porque me pareció mucho peor saber, que el bar cerraba en media hora. Es decir, me daba igual. Me daba igual hasta que, al día siguiente, le pregunté dos veces distintas a lo largo del día, qué hora era y ahí estaban esos números, la primera vez, me cogió en ayunas, la segunda, estaba en ese punto mágico que se me pone una vez por semana (recuerden que yo, he vivido en Macondo, a tope de realismo mágico). Yo no le dije nada, pero empecé mi rumiada habitual y se lo conté a otra amiga, que, para mal de males, coincidía en toda la teoría.
Yo no puedo detenerme en todas las señales, porque mi vida es un libro de autoescuela, todo son señales, todo es algo, nada es casualidad. Si yo me paro a analizar eso y me lo tomo en serio, mi estado natural, pasará de personaja a ingreso preventivo y me viene muy mal ahora mismo, un ingreso que no sea en euros. No me paro, pero yo sé que están. El ceda el vaso sigue ahí, también el prohibido el caso, porque si haces caso a según qué personas o cosas, no hay carga y descarga que te salve.
¿Qué hace la gente con las señales? ¿Cómo se toman el remate de las casualidades absurdas? Si las ignoras, tengo que decirte una cosa: van a seguir pasando y luego no digas, que no escribí este texto para advertirte.
Con todas sus señales, volverle a ver tan cerca, pasar tantas horas con sus reacciones ilusionantes a todo lo que una vez fue cotidiano. Cada una en su momento y viendo venir un iceberg sin necesidad de prismáticos, pero siendo tan inconscientes, que nos parece hielo para una copa, he pensado en estos días, en “La Canción de las Simples Cosas”, porque…
Uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida
Y entonces, comprende
Cómo están de ausentes las cosas queridas.
Foto: Yo, haciendo que me tomo en serio la teoría de las señales, cuando realmente, lo único que tomaba, era cerveza. Malas decisiones, esa noche tomé pocas…